(Escrita por David Cotos – Perú 2011) Su cuerpo le dolía de haberla amado tanto. Blanca, Lidia y Carmen escuchaban con atención a Teresa, mientras esta última seguía relatando la historia del almuerzo de los viernes. Ella era la más feliz, cuando ya no pudo más, él le había masajeado los pies como sólo lo hacen los conocedores del arte de hacer el amor a una mujer. Ella sintió un escalofrío que la invadió totalmente, se sentía la mujer más deseada del mundo. O ndas de placer recorrían cada rincón de su cuerpo. Él se detuvo por un instante para luego echar vino sobre la piel de ella, procedió a olerla y percibir su nueva fragancia de mujer, ella lo miraba, él la miraba, en el tocadiscos sonaba una canción de amor. A continuación procedió a lamerla entera, comérsela como quien se come el plato más exquisito, no dejando nada ni hueso ni pellejo. Eran los años 70, el boom de la producción de espárragos está en todo su furor en el pueblo de Quinti que se encuentra al oeste de la ciu...
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